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Y si...?

  • vanessanane
  • 25 may 2016
  • 2 Min. de lectura

A veces pasa. Miras a tu alrededor y ves que la gente parece perfectamente feliz y adaptada a su entorno. Eso hace que te sientas extraño, porque llevas tiempo sintiendo que tu entorno y tú no termináis de encajar. No todo el mundo es profeta en su tierra, lo mires como lo mires. Y da igual lo que te esfuerces por adaptarte. Nunca parece funcionar del todo. Porque ése no es tu sitio. Y no pasa nada. No es cosa de nadie. Simplemente, tus necesidades, tus intereses, tus deseos, no corresponden con lo que tienes. Y eso no te hace, para nada, un bicho raro. Quizá te gustaría que las cosas no fueran así, pero eso en el fondo es autoengañarte. Quizá tengas tu entorno más idealizado de lo que en realidad es. ¿Te has parado a verlo así?

Así que, tal y como yo lo veo, tienes dos opciones: asumir esa infelicidad como parte de tu vida intentando no darle mayor importancia a esas situaciones o buscar tu propio lugar en el mundo. La primera te lleva a la comodidad de lo que ya conoces, a cambio del sacrificio de una parte de tu felicidad. La segunda te lleva a descubrirte, conocerte y, quizá, a ser más libre y más feliz. Lo más importante es que no debes sentirte obligado a tomar un camino u otro. Puedes dejarte orientar, pero la decisión final debe ser sólo tuya. Debes, ante todo, ser honesto contigo mismo. Nadie te va a culpar, decidas lo que decidas. Tampoco es algo que se vaya a experimentar de manera radical. No hablamos de que cojas la mochila con lo imprescindible y huyas ahora mismo (aunque quizá pudieras, pero no es lo más inteligente). Hablamos de actitud mental: el comienzo imprescindible de toda evolución personal. Realmente lo que te puede estar atormentando no es la situación en sí, sino el hecho de que no estás actuando al respecto y sientes que estás en un callejón sin salida. Lo primero es tomar una actitud mental al respecto. Después, poco a poco, asumir la parte práctica que conlleva esa actitud mental. Sin prisa pero sin pausa. Primero decide, asúme tu decisión, y después actúa.

Cada situación es un mundo y cada persona también, aunque personalmente creo que uno se vuelve valiente a base de pequeños gestos de valentía. Uno se vuelve libre a base de pequeños gestos de libertad. A veces pensamos que los cambios están llenos de baches y son difíciles. Pero, después de muchas cosas vividas, creo que a la larga es mucho peor, por ejemplo, mirar durante años a ciertos ojos sabiendo que no te aprecian como tú a ellos. Quizá sea un buen momento para empezar a experimentar qué se siente cuando un mundo entero de posibilidades se cierte ante tí. Y verlo asi: como un mundo nuevo por descubrir. No como una jungla hostil. Aunque sólo sea por no verte en la situación de tener 70 años y preguntarte "Y si...?"

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